Veinte formas de amar - Salvador Arnau

Tú pedías un rescate en la sala de estar
mientras yo cocinaba veinte formas de amar,
me dejaste tirado y no te fuiste a bailar,
y al día siguiente no te pude encontrar.

Tú buscabas pelea, yo no quise jugar,
me quitaste la llave de tu felicidad,
y me di media vuelta, me fugué en carnaval,
al rincón del olvido me enviaste sin más.
(¡Qué mala leche!)

No me cuentes tu historia si jamás volverás,
me dejé media vida en ti y tú dos veces más,
si no quieres fracturas ni volver a empezar
dime que no me quieres, si te sientes capaz.

No es una despedida ni es un canto amoral,
sólo sé que te quiero, no lo puedo negar,
bendito fue aquel día que viniste a probar,
cuánta humedad aflora, hoy es hora de llorar.


Me asomo a la ventana y huele a terrorismo - Salvador Arnau




Me asomo a la ventana y huele a terrorismo,
en Londres, en París, pasó lo mismo,
qué falta cometió nuestro civismo,
mejor, mucho mejor, pregúntate a ti mismo.

¿Qué mal hicimos en medio del abismo?,
Barcelona se muere en medio de su luto,
nadie se lo esperaba pero "el", vino,
el miedo a instalarse entre el gentío.

La muerte de tu amigo es un delirio,
descanse en paz, es todo lo que digo,
ayer es un pasado, hoy un vestigio,

rezamos por los muertos antes del solsticio,
mi ciudad anda triste, yo... no me reprimo,
te quiero Barcelona, como me quiero a mí mismo.


Es tan largo este final... ¡Satanás! - Salvador Arnau

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Y el viento sólo trae impertinencias
desde que te mudaste de ciudad,
y el lunes no amanecen mis pupilas
desde que tú... ya no estás.

Mañana es un camino de injerencias,
pasado ya no sé dónde andarás,
el día que te olvides de mis besos
los viejos sueños rotos morirán.

Y mientras tanto espero en tus ausencias,
igual que un maldito charlatán,
parece que hoy no duelen las miserias
que tiene que sufrir este patán.

No hay marcha atrás, faltan clemencias,
el barrio anda muriendo de ansiedad,
me duelen las orillas de las fiestas,
es tan largo este final... ¡Satanás!

Y tú no estás...


Sin tu presencia, la vida, mi amor, no vale nada - Salvador Arnau



Vuelvo a las andadas porque sin ti, ya no siento nada,
vuelvo a las andadas porque me gusta la cicatriz
que dejas en mi espalda sellada y mojada.

Vuelvo a la cañada porque me gusta tu mirada,
vuelvo a ver tus ojos, si me despierto de madrugada,
sin tu presencia, la vida, mi amor, no vale nada.

Vuelvo a recordarte, todas las noches en la alborada,
vuelvo a mimarte, cuando me dejas enamorarte,
no digas nada, mejor me quedo si tú te callas.

Vuelvo a ver el paisaje que en el encuentro decoraba
tu risa alegre, llena de vida, llena de arte,
no me desfalques de tu amistad ni de ti, mi amada.



Mirarte a los ojos y enamorarme - Salvador Arnau



Mirarte a los ojos y enamorarme,
todo mi reino y mi vida entregarte,
en ruinas de mi corazón... soñarte,
volar por amor sin miedo a mojarme.

Besarte los labios y embelesarme,
sentir tu veneno bajo mi carne,
reírme contigo y no abandonarte
y en un descuido salir a buscarte.

Entrar a indagar y libar tu sangre,
beber de tu esencia y después mimarte,
salir del infierno con tu estandarte,

donarte mi tiempo por un instante,
salir a tu encuentro sin despistarme,
y en una esquina, otra vez, olvidarte.

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Qué triste fue soñar que me querías - Salvador Arnau



Qué triste fue soñar que me querías,
qué infierno fue esperar que regresaras
al tiempo que en tus manos me mimabas
sabiendo sin saber que me mentías.

Qué cielo entre tus sueños escondías,
qué invierno fue anidar entre tus nalgas
la noche que dijiste sin palabras
que más pronto que tarde tú te irías.

Y ahora que con los años te extravías,
ya no aireas mis vientos ni me extrañas,
escucho los latidos de tus días,

me pierdo en los recuerdos de tus ganas
de untar mi corazón con alegrías
fingiendo que al final no me esperabas.





Lava de amor - Salvador Arnau



Por qué no vuelves a ser el ruiseñor
que con su canto ataba mi perdición,
por qué no quieres soñar mi sinrazón,
si juntos éramos lava de amor.

Te echo tanto de menos entre mi ardor,
te espero por los rincones, corazón,
soñé que tu cuerpo entraba en mi canción
y el ritmo de tus latidos era el color.

Tu tanga está en mi memoria cual traidor,
el morbo me sigue dando la razón
de esperarte dormido en cualquier rincón,

de llamarte cada noche en mi oración
suplicándole a este cielo en nubarrón
que amanezca pronto en nuestra habitación.

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La vida es una histeria sin tu prensencia- Salvador Arnau




Qué noche tan hermosa, Jarrapellejos,
que miedo da la noche en soledad,
que puta es la vejez, decía mi abuela,
no me toques el centro por caridad.

El cielo no amanece, qué desespero,
yo tampoco te espero en carnaval,
mañana me lo cuentas, hoy tengo sueño,
no me interpretes mal por no pensar.

Hoy huele a desencanto y alevosía
lo que ayer fue un milagro sin esperar,
la vida te sorprende en una esquina,
no me cobres el IVA, soy capitán.

Los sueños que tenía, se echan atrás,
el paso de los años no dan pa' más,
qué cruel es la mentira cuando se empina,
no me llames mañana, es el final.

El tiempo es una lacra que te amenaza,
la luna es un invento de un ruiseñor,
el sol es una estrella con tres galones,
no me llames poeta, soy un ladrón.

Robo los corazones si ando de fiesta,
las siestas se acabaron hace un montón
de años que pasamos en las tinieblas
jugando al ajedrez y al dominó.

Tu voz es una ermita de servilleta,
la iglesia la cerraron por vacación,
no me cuentes tu vida, por la deriva
andamos todos juntos por vocación.

Qué lote de corazón te ilumina,
qué porche soñaste con ilusión,
tu escote siembra luz en mi vida,
no me toques los tendones, por compasión.

Te quiero como nadie te había querido,
lo sabes y lo ignoras, qué cabezón
me pongo en tus pupilas sin retahílas
cuando me miras, niña, con corazón.

Las horas no meditan, son espontáneas,
tu voz es una ignota lágrima del mar,
el verso libre existe, aunque te duela
no pienso, nunca más, volver a claudicar.


Cuántos años perdidos - Salvador Arnau





Cuántos tableros toscos sin marquesinas,
 cuántos besos blindados sin preguntar, 
cuántos sueños sentidos en tus abrazos,
 cuántas horas nos quedan de soledad. 

 Cuántos puntos perdidos por las esquinas, 
 cuántos cuentos contados para escapar,
cuántos cielos cegados con espejismos,
 cuántos infiernos quedan por transitar.

 Cuántos relatos rotos sin argumentos,
 cuántos secretos siembras en este altar,
 cuántos duros dolores por los desiertos,

 cuántos hechos heridos sin constatar,
 cuántos cuerpos curtidos en tus silencios,
 cuántas llamadas mías sin contestar.


 Música - Komuki Fouler l'horizon



Tu ausencia se fugó por la ventana - Salvador Arnau





Qué deprisa va la vida cuando estoy cerca de ti, 
qué lento se hace el viaje cuando te ausentas de mí, 
qué cuento le cuento al tiempo que me conteste que sí,
¿que volverás a mi lado, que nunca te irás de aquí? 

Qué tango no habré bailado, qué tanga ayer me perdí, 
qué sueño habrá caducado sin saber que no volví 
a pedirte arrodillado que me dieras tu alelí, 
que me prestaras tu alma en la noche que sentí. 

Qué sientes que yo no sienta como luna carmesí, 
qué beso no te fue dado que te comportas así, 
qué nota no fue tocada junto al fuego que encendí, 

qué más quieres que te diga para que sepas que ahí,
donde transita tu vida está el cielo en que viví 
el tiempo que tú quisiste otorgarme y yo no vi.



Ahora que ya no jugamos al ajedrez - Salvador Arnau


Ahora que ya no jugamos al ajedrez
paseando por las calles del arrabal,
ahora que no te acuerdas de adónde vas,
dame tu jaque mate con un "tal vez".

Sabes que el tiempo vuela como un corcel,
atrás quedan los días de carnaval,
delante queda poco por explorar,
los sueños son suspiros de la niñez.

Qué bueno fue compartir tu sencillez,
qué alegres eran tus risas sin final,
qué triste fue el momento de separar,

qué vientos huirán contigo en tu lugar,
qué olvido, si no hay nada por olvidar,
haberte conocido fue un sueño infiel.

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La cuenta se ha saldado - Salvador Arnau



Estaré junto a ti, junto al remanso
de esa paz que me diste en cada invierno,
no sé si volveré por el infierno,
la vida sabe ya a un infiel descanso.

El sueño del ayer se ha despertado,
no quedan argumentos para el cielo,
la cuenta se ha saldado con un muerto
que sabe no será resucitado.

Me diste lo que nunca había soñado,
te diste como nadie, en alma y cuerpo,
pusiste en jaque mate mi silencio,

llevaste la partida al cementerio,
no queda un crisantemo en este otoño,
tan sólo tu recuerdo almidonado.

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Me cuentas tu sueño - Salvador Arnau





Me das tu veneno, lo quiero sentir,
me robas un beso, no sé qué decir,
me besas el centro, me dejas feliz,
después me avasallas, bendito desliz.

Me cuentas tu sueño, lo quiero vivir,
me das tu alegría, no quiero partir,
me ofreces tu cuerpo, lo exploro a morir,
arrancas a gritos, te siento sentir.

Tu espalda es el reino donde he de subir,
la escalo sin miedo, me tiembla el latir,
de tu corazón vida fluye sin fin,

te miro, me miras, nada que decir,
después ya hablaremos, nos toca reír,
la vida a tu lado no tiene confín.

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Estos divorcios muertos de la pasión - Salvador Arnau



Ese abogado anclado en separación,
estos besos que huyen del porvenir,
estas ganas de amarte en el polvorín,
estos sueños que mueren sin compasión.

Estos libros perdidos en donación,
estas letras escritas sin permitir,
estos cuentos helados del desvivir,
estas notas que suenan sin ovación.

Estas ganas de darte mi corazón,
estos cielos que esperan por no dormir,
este invierno olvidado entre tu sentir,

esas cosas que dices por no mentir,
esas miradas tuyas que hacen vivir,
esos divorcios muertos de la pasión.


Hazme un hueco en tu vida - Salvador Arnau


Hoy no he salido a buscarte esta noche,
tengo miedo de hablarte y encontrarte
estirada en la cama sin mirarme,
no me dejes tirado en ese instante.

Hazme un hueco en tu vida por si llueve,
no me aparques en el vacío inerte,
ámame como me amaste en la muerte,
la última vez que lloré por verte.

Dame un halo de luz, tu boca ardiente,
ven a jugar conmigo en la simiente,
iremos a nadar contracorriente

y le daremos vida con un puente
para encontrarnos cada mes siguiente
en nuestro lecho de amor que anda ausente.


Respuestas - Salvador Arnau




Tú que me trajiste aquí,

hasta los confines de la mar

desposeído me dejas,

y desnudo me llevas

de orilla a orilla, al azar,

de puerto en puerto, sin piedad.


Y me dices que no es hora,

y que sin rumbo he de andar

por senderos y ciudades,

por angostos mares...

atracando en cada lugar.


Y en esas pequeñas cosas,

dices, por seguro he de dar,

que unidas entre sí, al final,

esas respuestas que busco,

dentro de mí, que no fuera,

las he de encontrar...

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Adiós Papá Salvador Arnau




Parece que nada termina
y sin embargo el destino te espera
en un callejón sin salida
del que ya no se escapa
ni la voz, ni el dolor, ni la nota.

 Y sus ojos se abren pero ya no te miran;
¡maldita cortisona, bendita morfina!

Y le hablas en un intento de voz,
y tu voz a susurro le suena,
y sus párpados caen otra vez
y respira, y respira,
hasta que de tanto caer
el final se avecina, al dolor difumina,
y se instala el recuerdo como única salida.

Adiós Papá, siempre estarás en mi corazón, en mi vida.



Me siento un perdedor en el casino Salvador Arnau



Con qué permiso anudas mi destino,
con qué licencia ordenas este frío,
tus huellas insinúan lo baldío,
tu ausencia se hace dueña del camino.

Qué estigma me impregnaste, qué destino,
qué señales dejaste en el hastío,
llenaste este dolor con tu vacío,
me siento un perdedor en el casino.

Mi corazón no siente tu frecuencia,
no queda ya consuelo en la evidencia,
no encuentra abrigo ya, sin tu presencia,

aquí ya todo suena a una mentira,
tu espacio lo rellena la clemencia,
la esencia sólo suena a despedida.

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Cuando no habite nada en tus quimeras - Salvador Arnau



Cuando suba frío por tus caderas,
cuando congele el cielo tu corazón,
cuando la luna te niegue una canción,
cuando arrastre el río las primaveras.


Cuando falte el aire en tus duermevelas,
cuando subir arriba suene a tostón,
cuando bajar abajo huela a traición,
cuando no habite nada en tus quimeras.

Dale un repaso a las noches aquellas,
cuando la vida entraba como un tifón
recorriendo los mares de tu colchón,

agitando los gozos de la pasión
de tus ojos amables, de la ilusión,
cuando brotaban tus horas más bellas.


Hay una rata en este barco - Salvador Arnau


Mi Capitán, hay una rata en este barco,
conceda señoría la orden de limpieza,
tan harto de esperar siempre a su alteza,
me doy hoy por vencido, libre de pecado.

Qué errata el corazón pasó por alto,
qué cuento se aproxima a la belleza,
qué tiempo es el que queda tras la huella,
qué falta he cometido en celibato.

Dejad que me abandone con mi espanto
a un cielo que acaricie la simpleza,
a un mar donde haga huelga la tristeza,
no soy yo el personaje ni os extraño.


Primer amor - Salvador Arnau


¿Te acuerdas?

Fue hace ya mucho tiempo y sin embargo el recuerdo sigue ahí.

Eras el centro de mi mundo…todo giraba en torno a ti.

Tus besos eran regalos caídos del cielo.

Tu presencia, mi mejor antojo.

Todo tenía sentido.

Nada ni nadie podía romper nuestro amor, pensábamos.

La inocencia, la ternura y la ingenuidad eran nuestras compañeras.

Al llegar el verano te fuiste de vacaciones y cuando volviste algo había cambiado.

Yo no lo aceptaba, me parecía imposible que la realidad se me adelantara.

Intenté sujetarme, pero ineludiblemente caí…

Y tras la caída, cual Ave Fénix, resurgí de las cenizas…

Afortunadamente la vida tenía más sorpresas preparadas para ambos.


Sirena - Carmen Pérez



Agitada por corrientes subcutáneas,
me envuelvo en los abrazos de tus aguas,
a veces frías, a veces cálidas,
siempre buscadas y halladas.

Llenas de lágrimas de sirena,
sirena de un mar de dudas
que nada a contracorriente
entre su verdad, su mentira,
su ficción, su realidad,
sus remolinos de aguas turbias.

Y es allí, en la oscuridad,
en lo más hondo de su alma,
en el fondo de las aguas
donde se encuentran sus ojos
y ven luz en sus miradas.

No, no vine a robar un beso,
solo quise dejar unos versos.



Contando las horas - Salvador Arnau




Si vas a dejarme tirado otra vez
contando las horas al lado del tren,
midiendo la vía, mirando el andén,
no seas canalla sembrando aridez.

Olvida mi nombre, mis ojos, mi tez,
no juegues conmigo, desangras mi piel,
cuando me destierras, lejos del edén,
no hay tierra, no hay norte subido al almez.

Al lado del río, soy un tuerto pez
que nada sin rumbo y no sabe volver,
no hay ruta, no hay nada, si te vas con él;

me queda mañana, pasado es infiel,
la noche un tormento, y yo me quiero perder,
el cielo está negro porque ya no hay lucidez.


No sabes lo que cura tu presencia - Salvador Arnau



Sentí, al caminar, falta de aliento,
princesa del futuro,
el fuego fue corto pero intenso.

Las nubes rodeaban tu cintura,
el aire te encubría,
la luna te adornaba entre el misterio.

Llevabas una flor en tu cabello,
la rosa de los vientos,
el mar era infinito, el cielo eterno.

No sabes lo que cura tu presencia,
lo ignoras y lo entiendo.

La fina comisura de tus labios,
la nota de tu risa,
el alma de tu cuerpo.

Tu boca era la dicha,
eterno sentimiento,
la brisa que equilibra el movimiento.

Tu voz una pintura bajo el lienzo
de plácidos colores
que hacían maravillas con el tiempo.

Qué gozo sin destiempo,
qué eterna melodía en el silencio,
amor, sobre la cima, recayendo.

Qué mágico alimento
nutriendo cada esquina del deseo,
no importa si este necio
se tuerce con la dicha de tu imperio.

No ha sido un cautiverio,
peor fue no leer tu letra en negro,
habitas en mi mente,
lo malo es la distancia y el regreso.

Tú sabes que lo intento,
no puedo describir con otras letras
la excusa del momento.

Pincel, camino y cuento,
tal vez no fuiste tú
la diva de mi sueño.

Contéstame a este verso,
si sabes a qué onírico delirio me refiero.


Por un verso daría toda mi libertad - Salvador Arnau

Y mi vida seguía, sin dejar de sangrar,
y tu cuerpo era todo luna sin desatinar,
pero yo me moría, solo, por tu palpitar
y tú te escondías, te ibas por no llorar.

Imagino que tú huías por no despertar,
es verdad, te mentía, te quería tentar,
por un verso daría toda mi libertad,
por tus besos sufría toda mi soledad.

Cuánto tiempo crees que te voy a esperar,
desespera conmigo y podremos hablar
de esos tangos que juntos solíamos bailar;

ahora sé que es mentira en un mundo real
pero el cielo avecina que ya no volverás,
yo tampoco lo entiendo, ¿es un punto y final?

Si lo sé, no traigo mi corazón - Salvador Arnau



Se acabó el festín, empezó el fiestón,
no me pienso ir sin decirte adiós,
sabes que una vez, tú y yo fuimos dos,
verás, no hago esto por vocación.

La vida es así, mañana es peor,
si dejas pasar un momento, amor,
las historias mutan alrededor,
en tu mano está vivir lo mejor.

Si lo sé, no traigo mi corazón,
voy directo al alma, sin dilación,
en vena me inyecto toda pasión

que le de a mis alas ventilación,
mañana aterrizo en tu dirección,
pasado me fugo en una canción.


Mi amiga tiene un defecto, una manía - Salvador Arnau



 Mi amiga tiene un defecto, una manía,
me quiere más que yo a ella, no lo sabía,
hasta que un día, sin preguntarlo, me lo decía
con su mirada, con su consuelo, con su alegría.

Me llama cuando se acuerda, nunca se olvida,
me busca cuando me pierdo por la avenida,
me salva cuando me tuerzo por una esquina,
me miente, cuando es preciso, para mi dicha.

Me cuenta que ama a otros hombres y no es mentira,
es tan sincera que no se esconde en la celosía,
me dice que cuando entienda, yo debería
amar a quien a mi lado transita en vida.

Mi chica me habló de un sueño que ella tenía,
que lo cumplió, sin fruncir el ceño, mientras vivía,
nunca me poseyó, me compartía,
hoy le doy gracias por ser sencilla.

Ángel del cielo, reina atrevida,
colchón del miedo, fruta prohibida,
diva del alba, flor extendida,
también tu beso toca mi fibra.

Dos lunas de Abril - Laura Mir


Miles de noches vividas y este Abril, es un Abril distinto. Dos lunas grandes y redondas perfilan un arco perfecto en un cielo cuajado de estrellas. Le sonríen satisfechas, posiblemente se estén mofando de él y de todo lo que representa. Da igual, porque las siente felices e ilusas, bajo la colorida cúpula boreal de ese norte tan deseado. Intenta imaginar ya desprendido de todo, cómo sería saltar de una a otra, sin tener que preocuparse por contabilizar el tiempo.                                                                                    

Dentro de ese fantástico océano estelar, don Blanco sabe, que en la oscura y gélida pecera de la que salió, hay una nueva sirena que canta, aunque su voz a duras penas se percibe.

Cuando oye un leve e inconstante batir de aleta contra el cristal, desvía la mirada sin querer hacia el calendario, donde ese período imparable, transcurre jornada tras jornada. Él sabe que es la larga espera, y esperará hasta que ella comprenda y pueda emerger de un salto, para que le crezcan piernas con las que recorrer el mundo desde un punto de visión distinto, más amplio.

Mientras aguarda, desea con todas sus fuerzas que no se tuerza, como en tantas ocasiones hicieron todos. Ella entre cantos, se desespera y a veces le cae una lágrima que se confunde mezclándose con las lloradas por tantos. Él en su soledad, no puede hacer nada para que vislumbre, sólo intenta con mucho esfuerzo hacerse comprender, aunque de momento toda tentativa es en vano. Don Blanco, no puede prometerle un mundo distinto dentro de este mundo, lo que sí puede asegurarle, es el mismo mundo ampliado, visto desde fuera de las oscuras y gélidas aguas de la pecera.

Y mientras la sirena pasa su existencia fraccionándose y debatiéndose a golpes de cola, entre conceptos imaginarios, entre lo correcto o incorrecto porque lo dijeron otros, entre no puedo porque no creo en mí lo suficiente como para saltar de la pecera, sin sospechar siquiera de la manipulación mediante el miedo a la que es sometida, porque en la realidad interna, todo es posible. Liberado don Blanco de todo eso, bajo dos lunas plenas e ilusas de Abril, la observa sabiendo que tarde o temprano tocará desistir y reconoce que con tanto camino por recorrer, pierde el tiempo en la espera.

Como si no pudiera dar marcha atrás - Salvador Arnau


 Vivo, como si no pudiera dar marcha atrás,
muerto, como si nada quedara por juzgar,
yermo, como un huerto sin nada en el que plantar,
hueco, como el vacío escrito en tu soledad.


Absurdo, como el amor escrito sin contestar,
herido, como el suicida que no quiere estar,
perdido, como el jilguero envuelto en un carnaval,
salido, cual tren a punto de descarrilar.

Tocado, como hundido barco de la amistad,
batido, como soldado que no va a luchar,
marchito, como rosa que no va a cultivar,
airado por tu despecho, a punto de explotar.



No te espero cada noche - Salvador Arnau



No quería que vinieras pero estás
otra vez abrigando mis heladas
manos que sentía congeladas
por la ausencia de tus besos sin disfraz.

No te sueño cada noche en los sofás,
remordiendo las uñas agotadas,
maldiciendo que antes aquí estabas,
ya no espero a qué hora vendrás. 

Mima pronto a este corazón de sobras,
vuelve conmigo a estas horas ignotas,
sin tu presencia, las horas me agotan,

sin tus latidos, los míos no gozan,
ando perdido entre ideas muy locas,
sólo tu amor me protege de las olas... 
de la muerte.


Ni metástasis de amor sin ti - Salvador Arnau



Ni metástasis de amor sin ti,
ni Sodoma con Gomorra,
ni salmón que del oso escapa,
ni Goliat huyendo de David.

Ni a Venecia ni al fin,
ni trinchera en la frontera,
ni te sobro ni te importa,
ni te escribo ni tú a mí.

Ni te pido ni me dices "sí",
ni te nombro ni me espanta
el calor de tu ensenada,
solo, sin ti, pretendo huir.

Ni te llamo ni tú a mí,
ni te veo en el recreo,
lo peor no me lo creo,
lo mejor: el porvenir.

Y tiene delito que yo te quiera - Salvador Arnau


Y tiene delito que yo te quiera
mientras tú te retozas con cualquiera,
tiene delito, así es la primavera,
esto es un timo sin pies ni cabeza.

Hay algo mío entre tu cantinela,
finges que nada pasó por tu vera,
sueñas que olvidar puedes la quimera
pero te arrastra tu corazón; vuela.

Deja de atarte a un puñado de idea,
vente a mi cama, si vida te llena,
bajo tela algodón, alma completa,

aires de mar, la historia no está entera,
me miras sin sol y nada nos queda,
tan sólo el recuerdo de ayer que quema.


Ahora vuelvo - Laura Mir




—Si todo el mundo, incluso mi madre, dice que estoy loca, tengo que rendirme a la evidencia de haber perdido el tornillo, la tuerca y la arandela, con la que se sujetaba la poca cordura que podía poseer. 

¿Qué cuándo empezó todo? Mire usted, la verdad es que no lo sé. Posiblemente fuese en el instante que empecé a sospechar que me engañaba o fuera en aquella primera siesta en la que sin saber cómo, lo encontré a mi lado y me zarandeaba con violencia porque yo estaba fregando los platos y él, con el tintineo de la porcelana de dos comensales, no podía conciliar el sueño, eso entendí entre su vocerío. 

Desde aquel día, velaba mientras dormía, sin osarme ni siquiera a respirar. Los recuerdos vienen y van, ya sabe cómo va eso, como a borbotones y me da en la nariz, que muchos de ellos no los he vivido, porque de otro modo no sabría decirle porqué aguanté tanto. Es como cuando recuesto la cabeza en el apoyabrazos del sofá para poder oír a los vecinos, sus idas y venidas, sus abrazos y discusiones. No quiero darme oídos. ¿Se dice así?

Aquel día, me sorprendí diciéndole, casi en la puerta:   Estoy cansada de vivir. Girando la llave para abrir, me miró y dijo: Ahora vuelvo. Y pasaron tres décadas, y no volvió. Allí me dejó, en mitad de la cocina, con el delantal rojo puesto y rodeada de silencio. Porque aquel día, hasta el grifo que siempre perdía, contuvo el resuello, ni goteó… Imposible de precisar cuánto tiempo estuve allí parada pensando en su vuelta y mi suicidio. 

Valorando las posibilidades de sobrevivir si me tiraba desde la terraza del octavo piso. Qué dejaba atrás, me giré mecánicamente y sólo pude vislumbrar momentos. Momentos y más momentos, profusos y aglutinados, muchos malos y alguno bueno que escasamente sobresalía de aquel tropel que comprendían el balance de casi una vida entera. 

Sonó el teléfono pero no lo cogí, era su madre. Al rato volvió a insistir. Suspiré y salí de mi ensimismamiento, decidida a morir. Al cruzar por el comedor hacia la azotea, me di cuenta de que no había recogido su plato, ni el vaso, ni el tenedor, ni el cuchillo, ni la botella de vino…  Me dio mucha rabia y decidí esperarlo. 

Esto y no otra cosa, fue lo que salvó mi vida. Como curiosidad, por si quiere anotarla en el historial, ya que veo por la cantidad que escribe que le pone mucho interés. Día tras día, me ensimismo y me paro en mitad de la cocina, en medio de ese momento donde me rodea el silencio. Como  escenificando aquel día, con  las mismas ideas suicidas vagabundeando, de aquí para allá, las observo como me merodean para boicotearme y entonces me doy cuenta a través del espejo del recibidor, donde me reflejo, que llevo el mismo delantal rojo, puesto.



Entre los puntos suspensivos - Carmen Pérez

Nos hallamos
entre los puntos suspensivos
de los silencios.

Quizás estés en la coma
de algún verso perdido.

Yo me hallé
en el punto y aparte
de cada párrafo escrito.

Nos miramos
entre los campos semánticos
de los sueños compartidos.

Y nos vimos desnudos
en ese beso fugaz
de los instantes vividos.-



El grito en el costado - Maximiano Revilla



Vale cualquier imagen que guardéis de mí. Es muy probable que vuestra consciencia haga el resto: enmascararme o desenmascararme, pintar el grito en el costado desde el que me di a la fuga, amanecerme a los cincuenta.

Me podéis afeitar y cortarme el cabello y ponerme corbata y vestirme con traje de entrevista. Me podéis imitar. Sí, por supuesto. Me podéis respirar como un mar niño que lentamente está creciendo, igual que esas cinturas que ya pasaron los cuarenta igual que los tobillos de las embarazadas.

Me podéis cubrir de escombro y basura, ensombrecer mi juicio, emborronar mi ausencia, esa que asoma egoísta en los cristales de tantos descontentos como van a pedir mi aprobación.

Ignoro si mi sábana debería oler a mansedumbre, si las muecas de mi rostro, inspiraron a escondidas el piercing de la lengua el color mariposa donde todo transcurre.

Me podéis inventar y reinventar que yo como los hombres siempre estaré presente.

Maximiano Revilla > VER 

Secretos húmedos - Luz Céspedes

Yo probé del lado indecente, del lado malvado.
Perdí mi lado humano.

Provoqué pecados sin pedir perdón. Fui propietaria de caricias quimeras y me deshice de ellas jugando con fuego.

Bebí de todos los cuerpos como loba en
celo. Metí la mano en el deseo.

Probé del lado más urgente de los amantes. Olvidé mi nombre en algún motel de paso.

Y sin embargo heme aquí... perdiéndome y encontrándome en una sola boca.


By Luz Céspedes (Ver +)



Blanca y radiante - Mar V.




Caminaba sin prisa, recreándose en cada escaparate e imaginando que algún día ella llevaría puesto uno de esos trajes, uno de esos blancos e inmaculados, elegantes y con una gran caída. Sonreía para sus adentros y los ojos se le iluminaban, centelleaban como si mil luciérnagas habitaran en ellos, y en su rostro ya marcado por surcos de dolor, se le dibujaban
mariposas.

 Hacía un pormenorizado recuento de invitados, de flores, de cubiertos y de los entrantes que pensaba ofrecer a todos sus allegados y sonreía, con una sonrisa franca, sincera y llena de esperanza.
 Mientras avanzaba por sus sueños, iba recorriendo todos los establecimientos que iba a visitar para completar el día mas hermoso de su vida, su sueño más ansiado...

Las flores... blancas, siempre había pensado que su ramo sería un ramillete de azucenas y nardos. Entonces inhalaba como si pudiese olerlas, como si el perfume le llegase a través del viento y entornaba los párpados, confundiéndose con el aroma que la embriagaba.

 Su alma flotaba entre nubes de algodón, entre paisajes de colores y escenarios de ternura y pasión. Y continuaba caminando, por un camino que no tenía fin, por aceras hechas de sentimientos, por puentes de locura y fantasía, bordeando todo lo mezquino y esquivando el sufrimiento y lo amargo de su día a día.

Ese era su sueño, el motivo por el que cada mañana se levantaba llena de ilusión y de ganas, el motivo por el que dejaba el rencor en el cajón de su mesita, colgaba su abatimiento en la percha más profunda de su armario y se vestía con una falda de esperanza y una camisa de fe.

Pasaron los años y ella seguía caminando sin prisa, aunque cada vez aligeraba más el paso, las horas corrían más energicamente y el cabello se estaba poblando de canas. Al ver su reflejo en el escaparate, se entristeció, apretó los puños y murmuró entre dientes, no va a pasar...

Estaba mayor, cada vez más cansada y enferma y más abatida. Sentía que se le acababa el tiempo y ella quería su vestido y sus flores. Se frenó en seco y decidió que lo haría.

Adornó su habitación, engalano cada una de las esquinas con flores que colgaban acariciando su pelo, se dio un baño y se acicaló con mimo, se maquillo suavemente y enredó sus rizos en un bonito moño. Se vistió despacio, disfrutando cada centímetro  de vestido que iba rozando su piel y se calzó unos bonitos zapatos de tacón. Por último colocó el velo cubriendo su rostro y prendió un pasador antiguo que su abuela le había regalado para cuando contrajera matrimonio.

 Se giró y se contempló en el espejo y no pudo contener la emoción. Estaba radiante, una explosión de alegría brotaba por cada poro de su piel y fue tanta la felicidad que su corazón enfermo no pudo soportarlo y se quebró.

 La encontraron al día siguiente tirada en el suelo con una inmensa sonrisa dibujada en su rostro y algo parecido a una lágrima asomando por su mejilla.


     "Nuestro destino es un misterio y quizás el sentido de la vida no sea más que la búsqueda de ese sentido" . Rosa Montero



  

Urge sobrevivir - Salvador Arnau


Ya lo sé... te escucho perfectamente desde el fondo del pasillo y sé muy bien lo que opinas de la vida.

Dices que no vale la pena, que todo son sufrimientos, que todo es una interminable y agotadora lucha sin sentido, que el mundo es sólo desgracia tras desgracia. Que si tuvieras que volver a nacer ni siquiera te lo cuestionarías porque no tienes ganas de volver a empezar...

- "¿Para qué?, ¿para esto? No, mira, mejor acabamos de una vez y oye, allí, en el otro lado, tiene que haber una paz tan inmensa que no creo que nadie tenga ganas de volver. ¿No será por eso que nadie vuelve?"

El eco de tu voz se empequeñece en mis oídos y empiezo a pensar dentro de mí todo lo que planteas. Es posible que las adversidades de la vida tengan la capacidad de agotar las ganas de vivir del más puesto, no te lo cuestiono. Sin embargo, tengo el convencimiento de que si me dieran la posibilidad de alargar unos años mi vida, manteniendo una cierta calidad física y mental, no dudaría en apuntarme el primero de la lista.

El simple hecho de estar vivos nos confiere la capacidad de poder disfrutar de lo maravilloso que es estar presentes, aquí, en este momento. Asistir a un amanecer, a un ocaso, a un encuentro con una amistad a la que quieres, escuchar el canto de los pájaros en medio de la naturaleza, escribir sobre lo que te gusta, leer lo que te conmueve, amar apasionadamente, sentir conscientemente cada paso que das, enamorarse de la vida, enamorase cada día de la suerte que tenemos de estar vivos...

Y sin mediar palabra alguna por mi boca, parece que me estás leyendo el pensamiento y me interrumpes...

- "Y qué hacemos con las guerras, con la hambruna y con la tensión que produce esta sociedad capitalista? ¿Soportamos la impotencia que produce ver cómo funciona este mundo de la eme?

No muevo los labios y, buscando una respuesta a tus planteamientos, vuelvo a abstraerme en mí mismo. Me pregunto si yo hago algo al respecto. Dentro de mi capacidad económica, que es la de un ciudadano medio europeo con recursos ajustados para ir tirando, colaboro humildemente con una ONG que se dedica a llevar vacunas a los lugares más necesitados del tercer mundo. Y entonces me absuelvo de la culpa pensando que hay mucha gente que hace lo mismo y que, sumando tantas pequeñas donaciones, de alguna manera conseguimos ayudar a muchos niños para que no sufran. No se trata de que donar para los más necesitados sea una moda, los que lo hacemos estamos convencidos de que esos niños podrían ser nuestros propios hijos y tenemos la seguridad de que las cosas van cada día mejor.

De hecho, si pensamos en cómo se ha desarrollado la historia del mundo a través de los años y de los siglos, nos damos cuenta de que todo va siempre evolucionando positivamente. Es cierto que los frutos sólo se ven en los países desarrollados, pero estamos en el camino para poder afirmar que cada vez somos más solidarios con el mundo subdesarrollado y que no estamos muy lejos del día en el que cualquier persona del mundo será tratada como cualquier ciudadano de un país (entre comillas) rico, como un ser humano al que hay que ayudar cuando pasa por situaciones de penuria.

Continúas cuestionándome el sentido de la vida con más y más preguntas, sin embargo ya no quiero escucharte más porque sigo convencido de que es un honor haber tenido la suerte de venir a este mundo para gozar de y con él. Vuelvo a mis lecturas y a mis quehaceres diarios con la plena conciencia de que la fragilidad humana es algo real, así que no pienso perder ni un sólo minuto de mi vida babeando entre lamentaciones.

Urge, urge sobrevivir...




Lo siguiente - Carmen Pérez

Lo siguiente
no es lo mismo que nos envuelve.
Es un aroma a café con leche,
abrir los ojos,
mirar en verde,
rociar de besos tu frente.

Lo siguiente
no es un pulso en el presente.
Es una mano en otra mano,
es ensanchar nuestra mente,
andar sabiendo,
saber andando,
besar los sueños presentes.

Lo siguiente
no es un renglón en blanco.
Es un verso nunca dado,
vivir con versos,
versar lo amado,
es acariciar como humanos.





Convivencia letal - Luz Céspedes



Crecemos sin saber qué nos tocará vivir y cuando tenemos frente a nuestros ojos realidades tan difíciles es necesario aventurarnos a vivirlas nada más, a practicar lo aprendido, a experimentar lo desconocido y a sorprendernos de nuestros resultados.

Podemos ser tan fuertes por fuera y emanar un carácter desafiante pero siempre llega un momento de quiebre por dentro y es allí cuando es necesario persistir en la fuerza e interiorizarla para en el momento de caída no llegar al suelo.

Desde que aprendí a conocerme intento domarme para sobrevivir, probando mi fe en mí, conviviendo con mi enemigo más letal, yo mismo.

Y es que la aventura más grande es vivir la vida extraordinariamente aunque me encuentre varado en la más profunda nada, no dormir mi coraje y resistencia, luchando día a día conmigo mismo, descubriendo mi Richard Parker.

(Inspirada en Life of Pi)



Si los sueños no quieren soñar - Salvador Arnau (Dedicado a Sabina)


(Dedicado a Joaquín Sabina)

Si los besos del amanecer
son de cuerno quemado,
si tuviste un pasado de amor
y te lo han congelado;
si no quieres volver a empezar,
si te duelen los años,
si te espinan los pies al andar,
si ya todo es en vano.

Pásate por ciudad alegría,
no firmamos contratos,
no pedimos perdón,
no forjamos envidias,
no tenemos Quijote sin Don,
solamente servimos champán,
en la barra de un bar
que no cierra en la esquina.

Si no gozas al atardecer
del adiós de un ocaso,
si no enfrentas tu lienzo al pincel,
si no estás empapado;
si te quedas sin voz para hablar,
si no sabes llorar,
si los sueños no quieren soñar,
y se te han terminado.

Pásate por ciudad alegría,
no cobramos entrada,
no tenemos final,
no esculpimos mentiras,
no tenemos estatuas con sal,
solamente servimos champán,
en la barra de un bar
que no otorga desidia.

Si no catas al anochecer
el sabor de una dama,
y a pecar te niegas otra vez,
y te vas por las ramas;
si te engulles la vida en un tren
sin pisar la estación,
si te van dando largas también,
ven, sal conmigo al balcón.

Pásate por ciudad alegría,
no vendemos consuelo,
no tenemos un plan,
no enterramos cenizas,
no tenemos gaviotas sin Juan,
solamente servimos champán,
en la barra de un bar
que regenta Sabina.


Miedo al desamparo - Veda Lontana



Ante la inmensidad del mundo uno ocupa un espacio insignificante, tan insignificante que se antoja vergonzoso pensar en problemas propios, es en ese momento cuando el dilema del ser al verse frente a un todo comienza a surgir y lo atrapa el miedo al desamparo y el egoísmo emana por sus poros, no merezco esta soledad grita, pero su voz enmudece ante un mundo que gira a su propia velocidad.

Solo en el momento en que toma conciencia de su propia contradicción interna comienza a aclarar su confusión y su soledad adquiere sentido y su miedo desaparece porque aunque el mundo ignore su existencia él sabe que existe y desde ese espacio insignificante que ocupa se hace inmenso frente a un mundo que ahora se le antoja pequeño.

 Veda Lontana(Ver Blog>)



Qué corta es la vida - Salvador Arnau



Cuando creas que rozas el borde del fin,
cuando no queden ya ganas de salir,
cuando caiga el cielo y te vayas a hundir,
cuando no percibas olor a jazmín.

Cuando tengas miedo de ser infeliz,
cuando al horizonte le dé por huir,
cuando llegue el frío... enciende el candil,
no te des la espalda, decide vivir.

La vida es muy corta para irse a dormir,
no te hagas la cama, renuncia a morir,
¡hay tanta belleza, tanto por sentir!

Los pájaros cantan, el sol va a salir,
las flores delatan suspiros de abril,
levanta la frente y respira feliz.

Vereda - Carmen Pérez




Cascadas de agua
se desparraman juguetonas
hacia el inmenso río de la vida.

Y tú, mi estrella,
luces y alumbras la noche,
la noche oscura, bella.

Vas pintando de verdad
el camino que navega,
silenciosamente, hacia tu vereda.


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