Nada ni nadie es imprescindible - Salvador Arnau



La vida siempre continúa, nada ni nadie es imprescindible en este mundo... excepto tú. Y, lo sabes bien, sin letras no hay paraíso que valga la pena habitar. Reina el caos si no estás; el desorden y la confusión me hacen deambular cual zombi perdido en la sabana tropical.

Aquí, en el centro de África, la vida no tiene nada que ver con la de las ciudades cosmopolitas. Grandes incendios se alternan con lluvias torrenciales, esto no hay quien lo soporte. El suelo rojizo, que en mi primera impresión tanto me emocionó por su textura, ha pasado a ser una pesadilla, lo relaciono, por su color, con el endiablado momento en el que se me ocurrió venir hasta estas tierras donde se encuentra el origen de la humanidad.

Lo único bueno que voy a llevarme de estos rincones son las fotos que he conseguido captar de felinos en plena acción, instinto puro y duro de supervivencia, pasando, eso sí, un miedo atroz por la proximidad de las bestias que circulan por estos caminos, donde Cristo perdió el alma y los semáforos brillan por su ausencia, a pesar de la tranquilidad que siempre me han intentado procurar los guías que conocen palmo a palmo el terreno en el que nos movemos a diario.

Te pido disculpas por mis ausencias, sabes bien que escribir me pone, pero no olvides que aquí conectarse a Internet no es lo mismo que ahí. No puedo leer ni ver nada hasta que llego al infame hotelucho donde me hospedo y ya ni te cuento sobre la velocidad de subida y bajada que tienen por estos lares, no sólo me pone de los nervios el esperar que se cargue una página sino que además hay tantos cortes de suministro en la red que muchas noches acaban por agotar mi paciencia.

Siendo sincero, tampoco esperaba otra cosa, ¿qué se puede pedir cuando "Don Dinero" decide no dejar su pasta donde sabe que no va a conseguir beneficio alguno? A ver si pronto les ponen un satélite de esos y pueden conectarse con más fluidez porque ¿sabes?, creo que aquí les iría muy bien poder estar super-conectados con el resto del mundo.

Menos mal que ya quedan sólo dos días para el regreso, aunque tendré que lidiar, en el viaje de vuelta, con mi horroroso "miedo a volar". Tu recomendación de volver en un cuatro por cuatro de alquiler, al estilo París-Dakar, estuvo muy bien, sabes que me encanta conducir, pero son tantos inhóspitos kilómetros a recorrer que casi prefiero enfrentarme al pájaro de hierro que tiene una duración más corta en su trayecto.

Casi se me olvida decirte que yo también te echo de menos. Espero que vengas, como siempre, a recogerme al aeropuerto con tu nuevo coche. No sabes cuánto te lo agradezco, me encanta llegar de viaje y que alguien me esté esperando, es una sensación única, lo digo porque he estado en la otra cara de la moneda, volver de un viaje y no tener a nadie esperando mi llegada, es una situación tan desoladora.

En fin, no me enrollo más, no por falta de ganas sino porque esta noche he quedado con los guías que me van a llevar a conocer a su tribu. Dicen que me pintarán la cara y que pasaremos una velada genial, bailando y cantando, como las que vemos en los reportajes esos del Discovery.

Ya te seguiré contando a la vuelta y en directo... un abrazo y hasta pronto.




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