A veces, amaneces, no despiertas
del sueño que mereces en tus besos,
otras veces, te fundes en mis versos,
cuidando la paloma de las fiestas.
Hay días que no sabes lo que piensas,
hay noches que te escapas por los cielos,
hay tardes que te fugas con tus miedos
sin darme una señal de tus miserias.
Ya sabes donde habitan las histerias,
historias que circulan con misterios,
no quedan huecos en los cementerios,
tan sólo quedas tú, con tus esencias.
Amarte, fue un derroche sin clemencias,
qué gozo fue tenerte entre mis pechos,
dejarte de querer por tus excesos,
me abandoné al calor de tus vivencias.
Y ahora, que no riegas, que no piensas,
te añoro como un pez sin sus cuartetos,
mañana, anda muriendo por los tiempos
pasados que no aclaran existencias.
Me gusta releer en tus poemas,
no espero en la salita de los vientos,
te escribo porque sé que nuestros cuentos
no caben en tu amor ni en tus cadenas.
Benditas, del ayer, son las escenas,
me hablabas de poemas medio ciegos;
espérame en el cieno de los hielos
que vuelven a nacer por las riberas.
