Vale cualquier imagen que guardéis de mí.
Es muy probable que vuestra consciencia haga el resto:
enmascararme o desenmascararme,
pintar el grito en el costado desde el que me di a la fuga,
amanecerme a los cincuenta.
Me podéis afeitar y cortarme el cabello
y ponerme corbata y vestirme con traje de entrevista.
Me podéis imitar. Sí, por supuesto.
Me podéis respirar como un mar niño
que lentamente está creciendo,
igual que esas cinturas que ya pasaron los cuarenta
igual que los tobillos de las embarazadas.
Me podéis cubrir de escombro y basura,
ensombrecer mi juicio, emborronar mi ausencia,
esa que asoma egoísta en los cristales
de tantos descontentos como van a pedir mi aprobación.
Ignoro si mi sábana debería oler a mansedumbre,
si las muecas de mi rostro, inspiraron
a escondidas el piercing de la lengua
el color mariposa donde todo transcurre.
Me podéis inventar y reinventar
que yo como los hombres siempre estaré presente.
Maximiano Revilla > VER