Por tu ausencia, sólo por eso amor, de mis ojos brotan lágrimas de caracol y me falta tiempo para secarlas, fluyen con más velocidad de la que es capaz de alcanzar cada latido de mi corazón.
Los días se eternizan esperando una señal, algo que me devuelva la esperanza de volver a saborear la alegría que me hurtaste con tu inesperada y traicionera fuga.
Se me hace tan difícil asumir que le has dado la espalda a lo que un día, espontáneamente,
nació entre nosotros.
Es como si mi vida estuviera agonizando a punto de yacer para no volver a levantarse.