no esperes que lo escriba ante notario,
amar no necesita un relicario,
se quiere cuando el alma lo decide.
Te amé como jamás a nadie quise,
soñé que buceaba, cual otario,
en sueños donde yo era tu corsario,
y un día desperté sin tu peluche.
Me fui como te fuiste, como un lince,
hui como se se fuga un presidiario,
no miento si te digo que te extraño,
no espero que te acuerdes de aquel fado
que un día recordamos en el lago
sabiendo sin saber lo que se dice.