Hay que ser atún - Laura Mir




Como estoy convencida que miras mi blog antes que tu móvil, y después de mandarte unos cuantos mensajes a los que ni has ojeado, te dejo aquí como si fueran nuevas, las noticias viejas.

Aquella que te comenté que quería denunciarme y de la que me distancié para evitar males mayores, porque muy centrada no me parecía. Me ha llamado esta tarde y me ha tenido más de dos horas al teléfono, la vida es tan injusta, con unas mucho y con otras tan poco.

Hoy por fin me he dado cuenta de que tengo alma, sí, sí... ya no me cabe duda. Ahora me falta creer en la ruleta reencarnativa esa de la que tanto me hablas, entonces muchas cosas encajarían y posiblemente terminaría por definirme y definir ciertos aspectos de mí que en momentos como estos me sorprenden, como esta paciencia que tengo a veces, seguro que en otra vida debí ser confesor, confesora, confidente o algo así.

La pobrecilla, ha llorado, gimoteado y hasta creo que finalmente ha colgado el auricular algo contenta. Si ella supiera que escasamente la he escuchado. De tanto en tanto, ya sabes que se me da bien meter el sí y el no, y hacer una pregunta con su última respuesta para que siga contando. 

De lo que sí me he enterado y muy bien, es que no sabe quién es el padre de su hija, dice que por aquel tiempo estaba muy descontrolada, eso no hacía falta que me lo apuntara, hasta ahí llego deduciendo solita y sin esforzarme mucho. 

Pero lo más, de lo más,  ha sido cuando me ha comentado que se lo ha soltado al hombre que está haciendo de padre bioconvencidísimo de la criatura, y a José María, sí, sí... porque al parecer le compartimos. Aquí me ha entrado la tos. 

Imagino, porque no me he visto la cara, se me ha desencajado la mandíbula inferior, al igual que esta mañana cuando he intentado entrar en ese blog que adoras tanto y estaba todo negro y con el desasosiego y la inquietud de no saber dónde cliquear.

Volviendo al tema de esta chica, no hace falta que te diga las innumerables cruces que me hago intentado explicarme las posibilidades que existen para ser atún, naufragar en su propio plato de ducha y encima ahogarse por no saber nadar.

Hoy por fin y después de tan larga espera, ha llegado la dichosa sentencia del juzgado, acompañada por dos policías como dos roperos, por si se perdiera o si me perdiera, esto no me queda muy claro. Imponían un poco pero estaban buenísimos y han sido muy amables, todo hay que decirlo. 

Me han dejado el sobre y sí. Han aceptado todas mis alegaciones por lo que quedo absuelta de todos los cargos. 

No tengo que decirte que he podido respirar aliviada, vuelvo a sentirme libre, pero triste a la vez por ti, si bien no sé si te lo mereces. De todas formas te prometo que aunque no me hagas ni puñetero caso, iré a verte a prisión las veces que haga falta y en el bolso siempre te llevaré tabaco, aunque bien podrías aprovechar tu estancia y dejar de fumar.




+POPS