Elena tuvo un sueño descarado,
soñó con un tifón que la engullía,
perdió el control en otra travesía
donde no recordaba a su invitado.
El otro día vi, el martes pasado,
su sueño junto al mío y ella decía:
"Por qué no estás conmigo cada día
si tú sabes que yo estoy de tu lado".
El jueves vino a verme a mi pecado,
me puso de costado y se reía,
mientras su beso ardía entre su arpía
intención de encerrarme en su legado.
Elena se perdió, no dejó rastro,
su móvil, de mentira, no latía,
tan sólo su recuerdo presentía
pensando que perdí su mejor rato.