Fragancia de mi soledad - Salvador Arnau

Te acuso de jugar siempre al empate te acuso de no presentar batalla te acuso de empezar cada combate tirando la toalla. Te acuso de tomarte de rehén Me acusas de quererte a sangre fría te acusas de afinar la puntería hiriéndome en la sien. Pero ahí sigues estando, ya lo veo, salvada por la campana con tu nombre en mi diana con mi boca en la manzana del árbol de Lucifer. Porque a veces no basta un porque sí prefieres seguir dudando entre el depende y el cuándo entre lo duro y lo blando ni tan puro ni tan ruín. Te acuso de abrazarme al por menor de barajar las cartas boca abajo te acusas de encontrar siempre un atajo para tratarnos peor. Te acuso de no dar nunca la cara te acuso de escupir mirando al cielo te acuso de que tu arma no dispara más que balas de hielo. Pero ahí sigues estando, ya lo veo, salvada por la campana con tu nombre en mi diana con mi boca en la manzana del árbol de Lucifer. Porque a veces no basta un porque sí prefieres seguir dudando entre el depende y el cuándo entre lo duro y lo blando ni tan puro ni tan ruín. Te acuso de quererme y no buscarme te acuso de incendiarme la cabeza, ayer me quisiste por amor al arte hoy por delicadeza.

Sonora soledad que has navegado a tus anchas,
desde mi más tierna infancia,
y has dejado tu fragancia
en silencio, en cada estancia,
unas veces dulce, otras rancia.

¡Qué solos hemos estado
y qué bien acompañados!

Unas veces fui feliz
arropado en tus aullidos
con el niño que hay en mí;
otras me hiciste sentir
el más profundo vacío,
cual montaña sin río,
cual nostalgia sin ti.

Cual impía soledad,
hoy quitas, mañana das,
me subes al cielo,
me haces soñar,
y después...
después, sin yo saber,
me dejas caer
hasta el final del final.

Y luego,
luego te vas...
me abandonas cual vasallo,
con tu permiso lacayo,
y he de volver a soñar.

Me dejas entre el gentío,
pierdo el son de mis latidos,
me emborracho con la vida,
le vacilo, me vacila...
y vuelvo a echarte a faltar,
fragancia de mi soledad,
¡qué poco te quieren
con lo buena que estás!
Calma Chicha - FotoErase

No hay otra cosa como estar en ti - Salvador Arnau


Y no hay otra cosa como estar en ti, 
para que sepas lo que me apetece, 
al carajo mandé a lo que acontece 
porque sólo quiero saber si yo fui.

 Si sigo siendo lo que hiciste de mí,
 si soy capaz de ofrecerte la suerte 
de sentir la vida sin nada inerte 
y que en un instante te sientas aquí.

Por más lejos que tú te fugues, yo allí
seguiré vivo a tu lado fielmente
porque lo nuestro no entiende de muerte,

porque plantamos juntos la simiente
de nuestro amor y amistad para siempre,
y aunque la vida nos pruebe, siempre será así.

Centro de flores (FotoErase)

Las historias se empiezan siempre por el final Salvador Arnau

Yo empezaré por el principio. . .


El día que la conocí y rocé su mano por primera vez, un subidón de adrenalina me recorrió todo el cuerpo, de arriba abajo y de abajo arriba. Estoy casi convencido que ella sintió lo mismo. Un hombre sabe cuando lo abrazan de verdad, por amor o por atracción. Lo que sabe una mujer es mejor preguntárselo a ella.

Hacíamos el amor sin parar, muchas veces, como si en ello nos fuera la vida, después descubrí que aquel deseo irrefrenable no era otra cosa que pasión. Y aunque la pasión, a veces, puede acabar siendo una ruina, nuestro amor no se arruinó porque habían más cosas que la pasión en sí misma. 

El sonido de su voz endulzaba mi oído con sus palabras. Daba igual lo que dijeran, de qué hablaran  las palabras, parecía que el mismísimo cielo nos había abierto las puertas.

- Un día esto se acabará y no quedara nada más que tierra quemada - me comentaba con puro convencimiento - El amor tiene los días contados. 
- Cuando amo a alguien de verdad soy incapaz de imaginar el final, no seré yo el que abandone el camino - le contesté -.

Y pasaron uno, dos, tres y algunos años más y cuando estamos a menos de una cuarta del ombligo, un impulso irreprimible nos acerca hasta el abrazo, a querernos, a tocarnos, a mimarnos, a sentirnos.
.
Y así nos sentimos, como si el final pudiera pasar en cualquier momento y darnos puerta. Pero ni llega ni ha de llegar. Mientras los dos sintamos la misma atracción, el mismo deseo, las mismas mariposas en el estómago, la misma coincidencia, este argumento no tendrá punto final sino tres puntos suspensivos... 




+POPS