Esta noche no esperaré más tiempo del que esperé ayer. Tus ausencias me ponen la piel de carne de gallina. Siento frío cuando no estás y las mantas se esconden por los rincones del olvido. ¿Has pensado alguna vez en lo que yo siento, además de pensar en lo que sientes tú?
Esta noche esperaré el mismo tiempo que esperé ayer. Tus ausencias me instalan en un campo de espera insufrible. La mayor prueba de amor es la capacidad para soportar la distancia.
Está lloviendo, el agua empapa los cristales y ciega mi mirada que te busca más allá de la ventana. Si te hubieras quedado anoche a dormir, no tendría que preocuparme por si estás bien. El tren partió a las ocho de la noche y una conjoga se apoderó de mí cuando vi que te alejabas camino de tu hogar. Otra vez a comunicarnos a través de la fría tecnología. Cuando llegues, no olvides enviarme un mensaje, así podré dormir bien esta noche.
Intuía que no sabías si estaba bien, por eso corría y me adelantaba, a toda prisa, tragándome el camino, apartando a todos. Sólo quería encontrarte y compartir contigo el aire, quería que te llegaran todas las palabras que llevaba dentro, al menos las suficientes para que pudieras dormir tranquilo y despreocupado.