A mí lo que más me gusta es como te tomas las cosas, aceptándolas tal y como son. Un barco se hunde y el que viene después, al verlo, rompe el billete y no sube a bordo. De esa manera salvas tu vida que no es mía sino tuya y la proteges ante los infernales e imprevisibles maremotos de los océanos que nos distancian.
Volar nunca fue tan bello, como cuando pude en las alturas contemplar tus océanos, de barcos anclados o amarrados en puerto, buscando en las nubes mis brazos abiertos. El refugio protector donde se esconden mis versos, que rescata de la tormenta a los náufragos del tiempo. Despojando de fronteras sus sueños, porque no existen murallas en el firmamento.
Tal vez no lo sepas nunca, el verso y la palabra son energía positiva para cualquier alma. Seguiremos partiendo en cada puerto hacia lugares desconocidos en búsqueda de todo lo que hay dentro de nosotr@s mism@s. Eso que nos da ganas de vivir todos los días. Te busco y no te encuentro, debe ser que vivimos en tiempos diferentes.
Tú en Enero, yo en Diciembre, en esa fiesta donde espero recibirte y aquella resaca donde te perdiste con las doce uvas de un deseo imposible. Yo aquí, en el pasado, tú en los confines de un día de reyes entre colorines. De este siglo que vivo, tú ya te me fuiste y a tu nuevo año habré de seguirle. Y no voy a mentirte. En tu primer mundo tengo un escondite. Que en éste tercero, ya sabes, no existe. Mi isla es un sueño que nunca tuviste. Pasaste hacia el lago buscando otros cisnes.
Y la primavera acaba de empezar mientras tú saboreas el aroma del otoño, las hojas caen de tus árboles mientras los míos florecen. Mañana, seguramente sucederá todo lo contrario y es que es tan caprichoso el señor destino...
Y la primavera acaba de empezar mientras tú saboreas el aroma del otoño, las hojas caen de tus árboles mientras los míos florecen. Mañana, seguramente sucederá todo lo contrario y es que es tan caprichoso el señor destino...