Ya no nace el abrazo
que otrora nos unía,
ni a las dos ni a la una,
se fugó aquel regazo.
No deseo el atajo
como la mejor salida,
si te vas de mi vida
no sabré del pasado.
Qué no te di a destajo,
qué no sentí en tu herida,
qué me dejé que me olvida
tu corazón despiadado.
Tal vez nuestro camino
siempre anduvo a la deriva.
Enderezarlo en la huida
y reencontrarlo mojado.